jueves, 4 de febrero de 2010

Mis viajes (III): Paris, parte 2

8 de Diciembre de 2009. Estoy preparando mi viaje para la primera semana de Febrero, que tendrá como destino Barcelona y Zaragoza. El hotel de Zaragoza ya esta elegido, y para el de Barcelona quedan 4 candidatos que han pasado mi criba. Está claro que el viaje entre Madrid y Barcelona será en avión, y parece que el de Barcelona-Zaragoza será en autobús o Renfe, y el de Zaragoza-Madrid en Renfe. Me dispongo a mirar horarios y precios para el vuelo Madrid-Barcelona, ayudado por mi hermano, cada uno en nuestro ordenador.

De repente, mi hermano me dice que ha encontrado un vuelo por 12 euros por persona ida y vuelta... a París. Este precio sólo es válido si la ida es el 31 de Enero de 2010 y la vuelta es el 2 de Febrero de 2010. A pesar de que aún desconozco la fecha exacta de mi convocatoria para unas oposiciones, que estaría entre el 27 y el 31 de Enero (al final fue el 30), la idea de viajar a París me seduce, no tanto por volver a ir yo sino por la alegría que se llevaría mi niña, ya que París era uno de sus muchos sueños.

Al meterme el 9 de Diciembre para reservar el vuelo, vi que las fechas de la oferta habían pasado a ser del 1 al 3 de Febrero (un día más tarde), por lo que decidí reservar antes de que las fechas me resultaran inconvenientes.

Al principio pensé mantenerlo en secreto hasta la misma terminal del aeropuerto, lo cual no habría sido difícil, ya que conocía las fechas de vacaciones de mi novia, y ella sabía que ibamos a coger un avión, aunque ella habría pensado que el vuelo se dirigía a Barcelona en lugar de a la capital francesa. Sin embargo, era muchísimo más complicado organizar algo así sin que ella me echara una mano, y además yo no habría sido capaz de ocultar algo tan gordo durante 2 meses, así que se lo conté. Tras su explosión de alegría, nos pusimos a mirar sitios, ella se puso a practicar francés por todos los medios que encontró (libros, diccionarios de viaje, juegos de NDS) y la fecha se fue acercando.

Hay que ver lo puñetero que es el tiempo. Cuando reservé, sólo quedaban 2 meses. Un mes después, quedaban 4 semanas. Cuando ya sólo quedaba una semana, de repente se convirtió en SIETE días. Seis días, cinco días, cuatro días, tres días... cincuenta horas, cuarenta y nueve horas... cuanto más cerca estaba la fecha y hora, más despacio pasaba el tiempo. Cada una de las ultimas 50 horas duró más que cada uno de los 5 días anteriores, que a su vez duraron más que cada una de las 7 semanas anteriores.

Desde 2 semanas antes del viaje ibamos mirando las previsiones meteorológicas, que no eran nada halagüeñas. Parecía que el lunes 1 iba a ser un día nublado con posibilidad de lluvia, el martes lluvia probable y el miercoles muy nublado con alguna posibilidad de lluvia. Se presentaba un viaje pasado por agua. La noche anterior al vuelo las previsiones eran aun peores. El lunes habría aguanieve, el martes lluvia segura y el miercoles tambien casi seguro lluvia.

La noche del 31 de Enero fue larguísima. No podía parar de dar vueltas a todo, revisar mil veces que todo estuviera bien, que no me olvidara nada. Finalmente me fui a la cama, con el viaje aún en la mente. Como esto se va alargando, ya contaré más en la siguiente entrada, que seguramente sea hoy mismo, o mañana como muy tarde.

2 comentarios:

  1. joooooooo, me pones nerviosa...otra vez.

    cada vez que me daba la vuelta tu, diciendo "78h...10 minutos..." pesado eres, jolin...venga continua leches, que quiero saber como termina...otra vez. jejeje

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  2. Ya veo que en tu balanza pesó más París que Barcelona... Bueno, por lo menos me contenta ver que la espera se te fue eternizando y que los nervios te reconcomieron un poco, jejeje, es broma claro. Seguro que lo pasasteis de lujo.

    Espero que esto no implique que anuláis el viaje a Barcelona.

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